En esta semana también hablamos sobre la campaña de Microsoft dentro de las universidades de Estados Unidos, es claro y lo demuestra un amplio grupo de artículos científicos, que la academia es un factor importante con respecto al hecho de utilizar o no software libre o privativo.
¿Qué pasa en Colombia?
En este sentido hay que revisar lo que ocurre con la academia colombiana, aunque hubo un momento en el cual hubo una bonanza de grupos de usuarios de GNU/Linux y de usuarios de Software Libre en las universidades. De un tiempo hacia acá estos han ido desapareciendo pues el apoyo interno de las universidades se ha ido reduciendo en la medida que estos grupos no representaban algo necesario para el funcionamiento universitario además que lógicamente el propósito de dichos grupos no era la investigación ni el desarrollo a corto plazo.
Del lado del software privativo la campaña ha tenido dos frentes. El primer frente ha sido lo que se conoce como el Campus Agreement. Un “acuerdo” en el cual Microsoft vende las licencias de manera más económica a las universidades, con la condición que esta utilice su software en la enseñanza. Lógicamente como dijese Richard Stallman: “El software privativo es una droga”. Entonces educando profesionales que están “casados” con herramientas privativas generará como consecuencia empresas que serán “adictas” a dichas herramientas. Ahí es donde este “acuerdo” es menos beneficioso para uno que para otro.
El otro frente, han sido los grupos de usuarios de Microsoft dentro de las universidades. Realizando eventos de difusión igual que los que hacen los grupos de usuarios de FOSS o de GNU/Linux. Aunque claramente tienen un gran “patrocinador”. Ahora lo que está ocurriendo en Estados Unidos son “tours” exponiendo su sistema operativo para convencer a los empresarios y empleados del futuro a que usen su software privativo.
Ahora, ¿qué ha pasado del lado del FOSS? Pues los grupos al parecer son menos o sus integrantes han ido envejeciendo u ocupándose. Lo que conlleva que la actividad se reduzca y el software privativo gane aún más terreno del que tiene. Pero entonces surge la pregunta ¿por qué entonces las universidades deberían usar FOSS en vez de rechazar la posibilidad de usar un software con soporte?
¿Por qué darle una oportunidad al FOSS?
Son muchas las razones para que la academia empiece o potencie el uso del FOSS. El simple hecho de poder escudriñar en el interior del FOSS, es una excelente característica que permitiría mejorar la enseñanza. Aunque no era FOSS, Minix, el sistema operativo de Tanembaum distribuído con sus libros permitió en parte que Torvalds diseñará a GNU/Linux.
De otro lado, la redución de costos producto del uso del FOSS permitiría dotar laboratorios o comprar hardware más potente. Aunque es evidente que los requerimientos del FOSS son bajos por lo cual utilizar el hardware por mucho tiempo no es complicado.
Ahora bien, si esta aproximación fuera errada, la minería de repositorios de software no existiría. Pues esta actualmente se basa en analizar los repositorios de software FOSS. Ya que evidentemente las corporaciones dueñas del software privativo no permitirán echar un ojo a sus códigos fuentes.
Pero entonces hay un rol importante en todo esto del FOSS y la academia. Y es la presión de los estudiantes hacia el uso del FOSS y el acercamiento que deberían tener los docentes hacia el mismo. Además de proponer que el software desarrollado comience a ser FOSS también. No proponemos que no conozcamos el software privativo. Proponemos que no sea lo primero que conozcamos y lo más importante debemos proponer que el propósito de la educación sea compartir el conocimiento no atarnos a una corporación.