De mis muchos amig@s linuxer@s siempre he oído que se refieren a sus hijos o hijas, como mis pequeños pingüinos; una forma bastante tierna de referirse a los pequeños de la casa que potencialmente y de la mano de sus padres linuxeros terminarán por la senda del Floss (Espero no sonar muy "religioso"). Es evidente (Y hablo desde mi poca experiencia pedagógica) que los niños y niñas pueden adaptarse fácilmente a usar GNU/Linux, y no por el hecho que las interfaces de usuario de GNU/Linux hayan tendido a ser bastante amigables, sino por el hecho que al no haberse enfrascado en la interfaz de Windows, su mente permite explorar y disfrutar de el sistema operativo de Tux.